Bella y con intensa fragancia, la flor Sacuanjoche o Plumeria Rubra (en su nombre científico) guarda en su sencilla figura significados que elogian aún más sus cualidades naturales.
Declarada Flor Nacional en 1971, esta hermosa flor de los campos, parques y jardines, cuenta con una amplia variedad en Centroamérica, el Caribe y Asia.
Su blanco intenso la hacía preferida para la ornamentación en uniones matrimoniales y altares religiosos, donde se situaba en forma de coronas, guirnaldas o como racimos desde el tiempo de nuestros ancestros.
Este elogio a nuestra flor ha pasado de generación en generación como parte del imaginario popular, pues la vemos en bailes folklóricos y en la cabellera de nuestras mujeres.
Algunas leyendas mayas se refieren a la Sak-Nicté, como le llamaban en su idioma (Flor de Mayo), en historias vinculadas al amor y la inocencia, una de ellas sobre una princesa que llevaba el mismo nombre.
Según los mitos y leyendas sobre la flor, los aztecas igualmente le atribuían poderes mágicos y medicinales.
Antiguos tratados como el Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, de 1552, indica que la usaban –Cacaloxóchitl le llamaban– en la preparación de una poción para combatir el miedo.
En varios países del mundo es común verla en decoraciones y accesorios, como es el caso de las famosas coronas hawaianas
Se le asocia en algunas culturas con lo femenino, con gran poder en las cosas del amor. En lugares como Polinesia, además de adorno, llevarla por las mujeres puede indicar el estado civil: sobre la oreja, busca una relación, y sobre la izquierda, está comprometida.
Otros datos curiosos vinculados a nuestra Plumeria Rubra es la cantidad de nombres por los que es conocida, en la región y fuera de ella. Aquí mismo en nuestro país le llamamos también flor de mayo, flor de sarta o flor de leche.
En Guatemala se le conoce como nicte de monte, mientras que en Costa Rica la llaman cacalojoche; en Panamá es la caracucha y en México recibe el calificativo de cacaloxochilt.
Aunque podemos verlas en diversos colores, más de 300 contando los híbridos, la que nos representa se caracteriza por su blanco intenso con centro amarillo, hojas simples y alternas; borde liso y un haz lampiño verde claro a oscuro.
Esta, además, es la variedad más antigua de cultivo y sin dudas, una belleza de la flora tropical, orgullo de Nicaragua.
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