Continúa su tarea en la Biblioteca Nacional y según la leyenda aprende de memora el Diccionario de la Real Academia.
Ante las pretensiones unionistas del Presidente de Guatemala Justo Rufino Barrios, el gobierno conservador nicaragüense se le opone y Darío contribuye con poemas patrióticos y un “Himno de Guerra”. Escribe poemas y cuentos, entre ellos “Victor Hugo” y “La Tumba”, con motivo de la muerte del maestro francés (21 de Mayo). “A las Orillas de Rhin”, “Las Albóndigas del Coronel”.
Entrega a los talleres de la Tipografía Nacional su libro Epístolas y Poemas, que no publicará hasta 1888 con el Título de Primeras Notas.