El 26 de Enero muere su esposa Rafaela Contreras en El Salvador y dos meses después se casa en Managua con Rosario Murillo el 8 de Marzo, en un matrimonio que denunció como unión forzada. Llega a Panamá el 3 de Abril con su nueva esposa pero esta regresa pocos días después a Nicaragua. Poco después nacerá Darío, primogénito del matrimonio, que morirá pronto. Viaja a Nueva York donde a fines de mayo conoce a su admirado José Martí, quien lo llama: “¡Hijo!”.
Parte para Francia el 7 de Junio cuya capital desde niño quiso conocer: “Era la ciudad del arte, de la belleza y de la gloria; y sobre todo, era la capital del amor”. Gómez Carillo, y más, Alejandro Sawa, lo atienden y puede conocer en un café a Verlaine, así como a Charles Morice y sobre todo a Jean Moreás.
En París, “me inicié en aventuras de altas y fácil galantería”. Agotados sus recursos, parte para Buenos Aires a donde llega el 13 de Agosto incorporándose en La Tribuna y otros diarios. Sus primeros amigos: Enrique de Veida, José Ceppi (Aníbal Latino), Julio Piquet, José Miró (Julián Martel) y especialmente Roberto J. Payró.
(Rosario Emelina Murillo.- Segunda esposa de Rubén Darío)
“Claro es, que mi mayor número de relaciones estaba entre los jóvenes de letras con quienes empecé a hacer vida nocturna en cafés y cervecerías”: Eduardo L. Holmber, Alberto Ghiraldo, Charles Soussens, José Ingenieros, José Pardo, Antonino Lamberti.
“Pasaba pues, mi vida bonarence, escribiendo artículos para La Nación y versos que fueron más tarde mis Prosas Profanas, y buscando por la noche el peligroso encanto de los paraísos artificiales” (Autobiografía). En compañía del joven poeta boliviano Ricardo Jaimes Freyre funda y dirige la Revista de América de la que solo aparecen tres números. A fines de año Carlos Vega Belgrano pasa a presidir el Ateneo de Buenos Aires que se abre a los jóvenes valores que rodean a Darío.
1895 – MUERTE DE ROSA SARMIENTO
El 3 de mayo muere en el Salvador su madre, Rosa Sarmiento y a la muerte de Rafael Núñez se le comunica la supresión del consulado Colombiano. Vive por lo tanto de su colaboraciones en La Nación y por mediación de Mariano de Vedia, en La Tribuna: “Mi obligación era escribir todos los días una nota larga o corta, en prosa o verso, en el periódico”. Escribe la serie de semblanzas literarias que recogerá en 1896 en Los Raros.
Visita la Isla Martín García en mayo donde escribe poemas, entre ellos “La Epístola a Ricardo Jaimes Freyre” y la “Marcha Triunfal”. Prologa libros de Emilio Rodríguez (Gotas de Absintio) y Alberto Ghiraldo (Fibras).