El 12 de Marzo el Gobierno de Nicaragua lo nombra Cónsul en París: “Entre mis tareas consulares y mi servicio en La Nación pasaba mi existencia parisiense”. Vivía en el Barrio Montmartre y solía cenar en Au Filet de Sole, con los hispanoamericanos que residían en París (el cubano Eulogio Horta, Ricardo Rojas, Ugarte, Lugones, etc).
Nace su segundo hijo con Francisca Sánchez: Rubén Darío Sánchez a quien su padre apoda “Phocás, el campesino”. Escribe el prólogo para Crónicas del Boulevar de Manuel Ugarte.
Viaja a Málaga, pasando por Barcelona. Sus Impresiones se reunirán al año siguiente en el Volumen Tierras Solares, Elogia “la Barcelona de Ruiseñor y de Gual”, la actividad de la ciudad y su modernidad. En “La Tristeza Andaluza” elogia Arias Tristes, el libro de Juan Ramón Jiménez. (Rubén Darío en un Típico Patio Nicaragüense.- León, 1907)